La velocista Krystina Tsimanouskaya denunció que el Gobierno de Belarús quiso obligarla a volver al país en contra de su voluntad e incluso antes de terminar su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio. La atleta, que se ha opuesto públicamente al Gobierno de Alexander Lukashenko, denunció sufrir por su integridad.
Krystina Tsimanouskaya no volverá a Belarús. La velocista, que participaba en los Juegos Olímpicos de Tokio, obtuvo este 2 de agosto un visado humanitario de Polonia que le permitirá asilarse en el país.
Es el primer enredo político que llega al Comité Olímpico Internacional (COI) durante la contienda deportiva. En un video dirigido a las autoridades olímpicas, Tsimanouskaya denunció que su Gobierno trató de “secuestrarla” para devolverla a Belarús en contra de su voluntad. La atleta terminó pasando la noche en un hotel del aeropuerto.
Ahora, la bielorrusa se encuentra “en un sitio en el que se siente segura y están cuidando de ella”, informó el portavoz del COI, Mark Adams. Sin embargo, no ofrecieron más detalles. Posteriormente se vio cómo Tsimanouskaya entraba en la embajada polaca.
El viceministro de Exteriores polaco, Marcin Przydacz, aseguró que su país “hará todo lo necesario para ayudar” a la velocista “a continuar su carrera deportiva”. “Polonia siempre es sinónimo de solidaridad”, agregó el funcionario.