La campaña presidencial estadounidense se ha visto sacudida por un segundo presunto intento de asesinato contra el candidato republicano Donald Trump. El expresidente ha señalado directamente a la retórica de sus rivales demócratas, Joe Biden y Kamala Harris, como una de las principales causas del ataque.
“El sospechoso se creyó la retórica de Biden y Harris, y actuó en consecuencia”, afirmó Trump durante una entrevista con Fox News. “Su retórica está provocando que me disparen”, añadió el republicano.
Horas después del incidente, el actual presidente, Joe Biden, pidió “más ayuda” para el Servicio Secreto, enfatizando la necesidad de más personal para proteger a las figuras políticas del país.
“Gracias a Dios Donald Trump se encuentra bien”, declaró Biden en la Casa Blanca, evitando cualquier confrontación directa con su rival en el contexto de este ataque.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, un aliado cercano de Trump, utilizó la red social X para expresar su preocupación y exigió respuestas.
“La máxima prioridad es tener respuestas para comprender cómo el presidente Trump pudo haber sufrido varios intentos de asesinato”, comentó Johnson.
El ataque ocurrió el pasado domingo en el club de golf de Trump en Florida, cuando varios agentes del Servicio Secreto detectaron a un hombre armado cerca del campo.
Según fuentes de seguridad, el sospechoso portaba un rifle AK-47 con mira telescópica y estaba equipado con dos mochilas y un equipo de grabación de video. El agresor, identificado como Ryan Wesley Routh, fue detenido gracias a un testigo que proporcionó la matrícula del automóvil en el que huyó.
Routh, un estadounidense conocido por su apoyo a Ucrania, había sido entrevistado en 2022 por la AFP en Kiev. El lunes, fue acusado de posesión ilegal de armas durante su primera comparecencia ante el juez.
Por otro lado, el Kremlin calificó este nuevo ataque como una señal de “intensificación” de la campaña electoral estadounidense.
La creciente tensión entre los partidos ha llevado a una atmósfera extremadamente polarizada, donde el ambiente político “se puede cortar con un cuchillo”, según han comentado observadores internacionales.