Naftali Bennett, primer ministro israelí, alertó de una posible “ola” de violencia, antes del entierro de dos de las cinco personas muertas en un ataque armado palestino en el centro de Israel.
La matanza de cuatro civiles y un policía en Bnei Brak, una ciudad ultrarreligiosa cerca de Tel Aviv, fue el tercer ataque mortal en Israel en una semana.
Bennett, quien encabeza una heterogénea coalición de gobierno que agrupa desde judíos nacionalistas hasta árabes, afirmó que el país “se enfrenta a una ola de terrorismo árabe asesino”.
El jefe de gobierno también anunció una reunión el miércoles de los principales responsables de seguridad del país para revisar la situación.
Por la noche, Bennett habló con el presidente estadounidense Joe Biden, quien le aseguró que su país “está firme y resueltamente con Israel”.
Diaa Armashah, de 27 años, un palestino de la localidad cisjordana de Yabad, llegó a la calle Jabotinsky en Bnei Brak armado con un fusil de asalto M-16″, informó la policía israelí en un comunicado.
Siguiendo a una calle cercana, disparó a dos ucranianos de 32 y 23 años y luego mató a dos israelíes antes de ser confrontado por la policía, y uno de los oficiales murió en el tiroteo, agregó.
La policía indicó que sus fuerzas se mantienen en alerta máxima y que enviaría unidades adicionales a Cisjordania y sus alrededores.
El mundo condena ataques
Con los hechos del martes aumentó a 11 el número de muertos en ataques en Israel en la última semana, sin contar a los atacantes.
Las restantes víctimas fueron identificadas como Yaakov Shalom, de 36 años, y Avishai Yehezkel, de 29, ambos ultraortodoxos radicados en Bnei Brak, y Amir Khoury, de 32, un policía árabe cristiano.
Los dos ucranianos no han sido identificados de nombre, aunque su embajada en Israel confirmó su nacionalidad y condenó los “atroces ataques terroristas”.
Unos 15 mil ucranianos viven en Israel, pero desde la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, el país ha recibido a unos 20.000 refugiados procedentes de esa antigua república soviética, señaló una vocera del ministerio del Interior.
Una fuente diplomática ucraniana dijo a AFP que eran trabajadores temporales que llevan años en Israel, a diferencia de los refugiados de la guerra.
Los funerales de Yehezkel y Shalom se celebraron la mañana del miércoles, mientras que Khoury será sepultado el jueves en Nazaret.
El presidente palestino Mahmud Abás, que controla la Cisjordania ocupada, emitió una inusual condena de los ataques.
El asesinato de civiles palestinos e israelíes solo agrava más la situación, cuando nos estamos esforzando por alcanzar la estabilidad”, declaró en un comunicado transmitido por la agencia oficial palestina Wafa.
El secretario de Estado estadunidense, Antony Blinken, condenó lo que llamó un “ataque terrorista”, calificando de “inaceptable” la reciente ola de violencia en Israel.
Por su parte, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, señaló que “tales actos de violencia nunca pueden ser justificados y deben ser condenados por todos”.
Ola de ataques
El domingo pasado, dos policías israelíes murieron en un ataque armado en la ciudad norteña de Hadera.
La acción fue reivindicada por el grupo Estado Islámico (EI), en la primera vez desde 2017 que esa organización yihadista se atribuye un ataque armado en territorio israelí. Los autores fueron abatidos.
El 22 de marzo, una persona vinculada al EI mató a cuchilladas y con un vehículo kamikaze a cuatro israelíes, dos hombres y dos mujeres, en la ciudad de Beersheva (sur de Israel).
El atacante fue identificado como un profesor condenado en 2016 a cuatro años de cárcel por planear viajar a Siria para luchar junto al EI y apología de esa organización.
El movimiento islamista Hamás, que gobierna la Franja de Gaza, consideró que el ataque del domingo fue una “respuesta natural y legítima a la ocupación” y a los “crímenes” de Israel.
Los ataques perpetrados el martes cerca de Tel Aviv se dieron en momentos en que el ministro israelí de Defensa, Benny Gantz, realiza una visita a Jordania para asegurar la calma en los Territorios Palestinos durante el mes sagrado del Ramadán.
Las tensiones se dispararon el año pasado durante ese mes de ayuno que comienza en abril entre fuerzas israelíes y palestinos que visitaban la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén Este, lo que desató 11 días de conflicto armado entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza.