Israel rechazó este viernes 12 las acusaciones de Sudáfrica de intención genocida contra el pueblo palestino, en la segunda audiencia del caso ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en esta capital, insistiendo en que está involucrado en “una guerra que no comenzó y no quería” en la Franja de Gaza.
Tal Becker, agente de Israel ante la CIJ, admitió que existe “un sufrimiento civil trágico y desgarrador en esta guerra, como en todas las guerras, pero Israel está en una guerra de defensa contra Hamás, no contra el pueblo palestino”.
“Las atrocidades de Hamás no justifican violaciones de la ley como respuesta, menos aún el genocidio, pero sí justifican el ejercicio del derecho legítimo e inherente de un Estado a defenderse tal como está consagrado en la Carta de las Naciones Unidas”, expuso otro de los abogados israelíes, Malcolm Shaw.
El jueves 11, durante la primera audiencia sobre el caso presentado por Sudáfrica, los representantes de Pretoria acusaron a Israel de genocidio y pidieron a la CIOJ que, como medidas cautelares, ordene detener la ofensiva militar israelí en Gaza y deje de obstaculizar el acceso de ayuda humanitaria.
El actual curso del conflicto entre Israel y Palestina se desató el 7 de octubre, cuando milicianos del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), con base en la Franja de Gaza, incursionaron en el sur israelí, mataron a unas 1200 personas y tomaron unos 240 rehenes, según las autoridades de Tel Aviv.
La respuesta israelí comenzó con bombardeos sobre la Franja -365 kilómetros cuadrados donde viven 2,3 millones de palestinos- y luego con una ofensiva de sus tropas que hasta ahora ha causado 23 700 muertes –dos tercios mujeres y niños- y 60 000 heridos, según las autoridades gazatíes.
Al menos 85 % de la población ha debido desplazarse de sus hogares en busca de refugio, y los servicios regulares de agua, electricidad, alimentos, comunicaciones y enseñanza están deshechos, y casi todos los hospitales están destruidos.
Los auxilios de emergencia a la población, bajo el paraguas de las agencias humanitarias de las Naciones Unidas, ingresan de manera intermitente al territorio, son escasos, a menudo bloqueados por los combates, y el existe el riesgo de que se desaten la hambruna y las epidemias.
Becker rechazó la petición de Sudáfrica a la CIJ para que ese alto tribunal de la ONU emita “medidas provisionales” para ordenar a Israel que suspenda inmediatamente su campaña militar en Gaza.
“Eso equivaldría a un intento de negar a Israel su capacidad de cumplir sus obligaciones con la defensa de sus ciudadanos, de los rehenes -136 aún en manos de Hamás, según Tel Aviv- y de los más de 110 000 israelíes desplazados que no pueden regresar de forma segura a sus hogares”, afirmó el representante israelí.
Como réplica frente a Pretoria, el equipo legal israelí rechazó la “descripción profundamente distorsionada” de Sudáfrica de la guerra en Gaza, y sostuvo los representantes sudafricanos “intentan convertir en arma” el término genocidio.
Galit Raguan, abogado de Israel, dijo que “la guerra urbana siempre resultará en muertes trágicas, daños y perjuicios, pero en Gaza estos resultados no deseados se exacerban porque son los resultados deseados por Hamas”.
Con ello aludió al ataque del 7 de octubre y al señalamiento israelí de que Hamás da un uso militar a hospitales y otros espacios civiles.
Por el contrario, “los esfuerzos de Israel para mitigar el daño durante las operaciones militares y aliviar el sufrimiento a través de actividades humanitarias han pasado relativamente desapercibidos”, deploró Raguan.
En el pasado Israel ha ignorado a los tribunales internacionales, pero esta vez acudieron en lo que da idea de la seriedad del caso presentado por Sudáfrica y de la atención israelí a que una orden judicial para detener sus operaciones golpearía su y posición internacionales.
Al concluir los dos días de audiencias, la presidenta de la CIJ, la estadounidense Joan E. Donoghue, dijo que el tribunal se pronunciaría sobre la solicitud de medidas urgentes “lo antes posible”.
Algunos expertos han adelantado que una primera decisión podría demorar semanas, y varios años todo el proceso de acusación por genocidio.
Sobre el terreno, donde las operaciones militares continúan sin interrupción, fuentes gazatíes informaron que durante la jornada murieron bajo un nuevo bombardeo israelí al menos 151 civiles, entre ellos 11 en una sola vivienda.