Nueve personas murieron y 2750 resultaron heridas, incluidos miembros del grupo terrorista libanés Hezbollah, médicos y el embajador iraní en Líbano, Mojtaba Amani, cuando los beepers que utilizaban para comunicarse explotaron el martes, en un ataque que el Líbano atribuye a Israel.
El grupo terrorista anunció que, entre los fallecidos, hay una menor de edad y al menos tres integrantes del movimiento. Un funcionario de Hezbolá, que habló bajo condición de anonimato, dijo que la detonación de los localizadores era la “mayor brecha de seguridad” a la que se había visto sometido el grupo en casi un año de guerra con Israel.
Israel y Hezbolá, respaldado por Irán, han estado envueltos en una guerra transfronteriza desde que el conflicto en Gaza estalló en octubre, en la peor escalada en años.
El Ministerio de Asuntos Exteriores libanés describió las explosiones como una “peligrosa y deliberada escalada israelí” que, según dijo, había ido “acompañada de amenazas de extender la guerra hacia Líbano a gran escala”.
Las fuerzas de seguridad interna libanesas dijeron que varios dispositivos de comunicación inalámbrica habían sido detonados en todo Líbano, especialmente en los suburbios del sur de Beirut, bastión de Hezbolá.
Hezbolá ha declarado que quiere evitar un conflicto total con Israel, pero que sólo el fin de la guerra de Gaza pondrá fin a los enfrentamientos transfronterizos. Los esfuerzos por lograr un alto el fuego en Gaza siguen estancados tras meses de conversaciones con la mediación de Qatar, Egipto y Estados Unidos.
Decenas de miles de personas han sido desplazadas de ciudades y pueblos a ambos lados de la frontera debido a las hostilidades.