Como un pueblo fantasma, prácticamente sin actividades y en completo silencio, quedó el municipio de San Miguel Totolapan, ubicado en la región de Tierra Caliente en el estado de Guerrero tras la masacre ocurrida el miércoles que dejó 20 personas asesinadas y dos heridos.
Tras la jornada violenta, en la que presuntos miembros del crimen organizado asesinaron al presidente de ese municipio, Conrado Mendoza, el nulo movimiento de los habitantes provocó que las calles lucieran solitarias en medio de un silencio estremecedor.
En señal de duelo, los ciudadanos de la comunidad decidieron no salir de sus casas y cerrar negocios, y aseguraron que en el ambiente “se respira el miedo”, además también fue cancelada la feria patronal que se realizaría esta semana en el municipio.
“Mi hijo sólo tenía 15 años, apenas estaba empezando a vivir, ojalá me hubiera muerto yo y no él, él había ido a la plaza y cuando escuché que había habido una balacera fui rápido y lo encontré muerto”, dijo uno de los padres de las víctimas de la masacre.
El único lugar donde hubo movimiento obligado fue en el panteón de la comunidad, donde los enterradores vivieron una jornada intensa en las labores de despedida de algunas de las personas asesinadas.