Ozzy Osbourne compartió en vida una premonición inquietante sobre su propia muerte meses antes de ofrecer su último concierto. Este sentimiento quedó registrado en una de sus últimas entrevistas.
El legendario vocalista de Black Sabbath murió este martes 22 de julio, según anunció oficialmente su familia, que confirmó que el músico se encontraba acompañado de sus seres queridos.
En una conversación con Rolling Stone realizada en 2023, Osbourne negó rotundamente los rumores de retiro que circulaban desde hacía tiempo a raíz de la cancelación de varias presentaciones debido al avance de sus problemas de salud.
En ese diálogo, el músico expresó el deseo de regresar a los escenarios aunque fuera una última vez. “Solo quiero estar lo suficientemente bien para hacer un show donde pueda decir: ‘Hola chicos, muchas gracias por mi vida’”, sostuvo.
Y luego agregó una frase que repercutiría luego de su muerte: “Eso es lo que estoy buscando, y si me caigo muerto al final, moriré siendo un hombre feliz”.
Finalmente, aunque no murió en el escenario, Ozzy Osbourne subió una vez más a las tablas el 5 de julio. Aquel show conocido como Back to the Beginning que emocionó a sus seguidores.
Tras esa presentación rodeada de homenajes de colegas y fanáticos, falleció menos de tres semanas después, en circunstancias que inevitablemente remiten a aquella declaración sobre su propio final.
Los últimos años de la vida de Ozzy Osbourne estuvieron marcados por un deterioro físico progresivo y múltiples complicaciones médicas.
En enero de 2020, reveló en el programa Good Morning America que padecía Parkinson en estadio 2. Su esposa, Sharon Osbourne, aclaró entonces que se trataba de una condición crónica con días buenos y otros complejos, pero no terminal.
Además del Parkinson y las secuelas de sus lesiones, Ozzy Osbourne tuvo que afrontar secuelas de la neumonía en 2019, razón por la cual suspendió una serie de conciertos, siguiendo el consejo médico de un descanso prolongado tras una hospitalización.
Otra dificultad fue el manejo de la dislexia y el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), que lo acompañaron durante gran parte de su vida.
Utilizaba una grabadora para no olvidar ideas ni melodías, una herramienta indispensable debido a sus problemas de memoria y aprendizaje, según comentó a la revista GQ.