Al menos 350 personas han muerto en Filipinas debido al tifón Rai que azotó al país entre el jueves y el sábado de la semana pasada, según información recogida por la policía del país asiático.
Con vientos de hasta 240 kilómetros por hora, el tifón cruzó de este a oeste por unas nueve islas del sudeste del archipiélago con un balance provisional de al menos 500 personas heridos. El ciclón ha causado importantes daños en viviendas e infraestructuras. Los servicios de emergencia del país aún enfrentan dificultades para llevar ayudas a los cientos de miles de damnificados que ha dejado Rai.
La Policía Nacional filipina ha señalado este pasado lunes que al menos medio centenar de personas permanecen desaparecidas tras el tifón, que causó una gran devastación en islas de la región central del país como Siargao, dejando gran parte de las viviendas destruidas, sin electricidad, suministro de agua, o alimentos.
En el país, la mala calidad de las construcciones empeoran los embates de los tifones, que cada vez son más violentos debido a la crisis climática.
Según el informe oficial de la policía, las zonas más afectadas son Bisayas, Caraga, Siargao, Norte Mindanao y Zamboanga. “Mucha gente llama a este lugar su hogar, es desolador ver esta devastación”, indicó en Twitter la ONG Plan Internacional Filipinas junto con fotos de casas derruidas en la isla de Siargao.