Tres buzos realizaron una inmersión en una cueva sumergida llamada Hoyo Negro, en Quintana Roo para encontrarse con los restos óseos más antiguos de un ser humano que se hayan descubierto en el continente americano.
Junto a ella se encontraron restos de otros animales entre ellos tigres dientes de sable, un elefante extinto y perezosos gigantes. En total encuentran los esqueletos de 33 animales, de ellos 15 especies extintas de la edad del hielo.

El descubrimiento es también conocido como «La joven de Hoyo Negro», por su ubicación en la zona arqueológica de dicho nombre. Se trata de una joven de entre 15 y 16 años que murió dentro de la cueva inundada después de la última glaciación que finalizó hace 10,000 años.

Bautizada Naia, el esqueleto intacto de esta adolescente de entre 13,000 y 12,000 años de antigüedad, con ADN conservado, arrojó nueva información sobre el origen y la evolución de las primeras comunidades de América, confirmando una de las teorías migratorias que propone al estrecho de Bering como puente de paso para los antiguos nómadas.

Una de las hipótesis revela que Naia pudo haber ingresado por la cueva hace 13.000 años cuando esta estaba seca y comenzó su recorrido en busca de agua, descendió por la cueva algunos 12 metros, luego se interno 1200 metros en horizontal y al extinguirse su fuego, se presume que al llegar a la bóveda la caída fue inevitable, rompiéndose la pelvis y lo más probable haya muerto al estar inmovilizada.
Los animales de la edad de hielo que se encontraban con ella corrieron con la misma suerte, al olfatear el cuerpo y al no ver nada de luz caen al abismo junto con ella.
Hace 10.000 años estas cuevas comenzaron a inundarse debido al aumento del nivel del mar, los restos de Naia permanecieron ahí bajo el agua en una total penumbra por 13.000 largos años.
Se cree que Naia media menos de 1.50 metros, no pesaba más de 50 kilos y procedía de Beringia.
Era de cara plana, boca pronunciada, muy delgada y con piernas fuertes; se alimentaba de carne fresca y frutas, y dio a luz por lo menos una vez, sufriendo de violencia física.
Lo anterior, debido a que el esqueleto cuenta con un hueso fracturado y sanado en vida.

Naia permanece ahora en el Museo Nacional de Antropología e Historia, algunos huesos de su cuerpo están aun en el hoyo negro, los científicos pudieron reconstruirla anatómicamente y eso permitió conocer a uno de los primeros rostros que colonizaron América.

