Perú decretó este jueves una emergencia climática después de anunciar que 21 playas de la costa del Pacífico están contaminadas tras el derrame petrolero del sábado en una refinería administrada por Repsol, luego de oleajes originados tras la erupción de un volcán submarino cerca de Tonga.
El presidente peruano Pedro Castillo firmó el decreto desde una de las playas más contaminadas de Lima y añadió que se conformará un “comité de crisis” que “planteará acciones concretas” para enfrentar la emergencia que vive el país. El decreto firmado buscará regular el cambio de la matriz energética y otros aspectos como la justicia ambiental, la deforestación y la educación.
La primera ministra Mirtha Vásquez, presente en la ceremonia, indicó que la empresa Repsol se comprometió a entregar un cronograma de limpieza, a incorporar a los pescadores artesanales en las tareas de limpieza en las playas y a entregar canastas con alimentos a las familias afectadas.
Vásquez indicó que Naciones Unidas enviará un equipo de expertos en desastres ambientales que asesorará a Perú a enfrentar el derrame de petróleo que el país a calificado como el “peor desastre ecológico… en los últimos tiempos” en la capital.
El derrame se había extendido el jueves por más de cuatro kilómetros en el litoral del país que posee unos de los mares más ricos en biodiversidad del mundo.
¿De qué vamos a vivir ahora?
“¿De qué vamos a vivir ahora?”, se preguntan con pesar los pescadores del Callao, tras el derrame de unos seis mil barriles de crudo de la petrolera española Repsol en la costa central de Perú, atribuido por la empresa al oleaje causado por la erupción volcánica en Tonga.
Portando redes de pesca y aves marinas muertas por el crudo, cientos de pescadores artesanales de Ventanilla -un distrito situado al norte del puerto del Callao (vecino a Lima)- han acudido durante la semana a las puertas de La Refinería La Pampilla de Repsol, para protestar por los daños en la flora y fauna marinas causados por el derrame ocurrido el sábado.
“De qué vamos a vivir ahora, esa es nuestra preocupación. Hemos perdido nuestra fuente de trabajo y no sabemos cuándo puede acabar esto”, dijo Miguel Ángel Núñez, quien lideraba la protesta.
“Queremos que reconozcan el daño. El derrame fue causado por una negligencia de los señores” de Repsol, aseguró Núñez.
En la costa de Ventanilla vive una diversidad de peces, como lenguado, lornas y chitas, que son utilizados para preparar ceviches, el plato bandera de este país famoso por su gastronomía.
Perú exigió el miércoles a Repsol “resarcir” los daños por el derrame de los seis mil barriles de crudo, atribuido por la empresa al oleaje causado por la erupción volcánica en Tonga.